Daniel 2:12-13




¿Se considera una persona justa? Lea los siguientes versos:

Daniel 2:12-13

"Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia. Y se publicó el edicto de que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos"






La traducción de estos versos en Reina Valera es perfecta. Es de resaltar el concepto de "justicia" que tenía Nabucodonosor:

1) Los "sabios" que hasta ese entonces le habían servido y que sólo estaban proclamando su ignorancia fueron condenados a muerte - como si hubieran cometido alta traición - en lugar de aplicarles alguna disciplina o destituirlos de sus puestos por su "incapacidad" (la razón de este proceder la tenemos en el verso 12, "con ira y con gran enojo") Más adelante trataremos de la ira; por ahora recalcamos que tomó la decisión "con ira y gran enojo".

2) Otra cualidad de la "justicia" de Nabucodonosor está en el hecho de buscar a Daniel y sus compañeros para matarlos también, los cuales ni siquiera habían estado en la discusión. Más adelante vemos que Daniel pregunta el por qué (no sabía lo que había estado ocurriendo) Para este tiempo Daniel y sus amigos estaban pasando su "escuela" de tres años (eran "sabios" judíos, pero no babilónicos; por tanto no habían sido llevados a interpretar el sueño del rey)

El apóstol Santiago en su epístola (1:19-20) nos dice, "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oir, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios". La ira es una de las causas de que tomemos decisiones erradas - de las que después nos arrepentiremos, probablemente - y de que estemos en rebelión contra Dios. El apóstol Pablo escribe en Efesios 2:1-3 que Cristo nos dio vida, "cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados". "Estar muerto" en el sentido espiritual es estar en manos de Satanás; el verso 2 lo afirma como que seguimos al "espíritu que opera en los hijos de desobediencia", y el verso 3 concluye con que esto nos convierte en "hijos de ira".

Observe la expresión "hijo de" (desobediencia, ira). Dios es llamado en las escrituras "Padre nuestro", "Padre de gloria", "Padre de misericordias"; el patriarca Abraham es llamado "padre de la circuncisión" y "padre de todos los creyentes"; pero los pecadores son llamados "hijos del diablo", y el diablo, "padre de mentira". Es un uso del hebreo bíblico usar la palabra "padre" en relación con la fuente de una cualidad; como un padre biológico engendra hijos, un padre espiritual "engendra" otra clase de "hijos" (espirituales, que siguen sus enseñanzas y su ejemplo). De aquí que el que persiste en desobedecer la Palabra de Dios ("hijo de desobediencia" => roba, mata, comete adulterio, etc. violando los mandamientos de Dios) o el que se deja llevar por sus impulsos carnales ("hijo de ira" => comete pecados arrastrado por una emoción, sin considerar si está obrando correctamente o no) son llamados ambos "hijos de Satanás", ya que siguen su ejemplo.

Esto no significa que iremos al infierno por causa de nuestras emociones. La conocida predicadora Joyce Meyer ha escrito un precioso libro llamado "Controlando sus emociones - para que ellas no le controlen a usted" (Living Beyond Your Feelings: Controlling Emotions So They Don't Control You), el cual recomendamos como ejemplo de sabiduría. El ser cristiano no le quitará sus emociones - entre ellas la ira, enojo o indignación - pero le enseñará a controlarlas. "Sentir" ira no es pecado, pero hacer algo injusto arrastrado por la ira - como hizo el rey Nabucodonosor - sí lo es.

¿Cómo lograr el control de la ira? Déjeme decirle que no es tarea humana. La ira es como esos virus que usan mutaciones para evadir las medicinas. Cuando la "controlamos" mediante la simple represión (pretendiendo que no existe) entonces reaparece como resentimiento, deseos de venganza, amargura, etc (toda una gama de emociones que no son más que ira "disfrazada"). Por otra parte, es imposible "congelar" el corazón para "no sentir nada". La Palabra de Dios no promete en ninguna parte que "Dios quitará vuestros sentimientos y emociones". El Señor Jesucristo sintió enojo (Marcos 3:1-5; Juan 2:13-17) así como los profetas (Éxodo 32:15-20; Jeremías 6:10-11; Jonás 4:1, 9) y apóstoles (Hechos 17:16; 2 Corintios 11:29) Pero ninguno de ellos pecó por esta causa.

Uno de los pastores que me ha guiado en el Señor y de quien conservo preciosas enseñanzas es Alfonso Ambrossi, quien sentó las bases de mi iglesia en Sollentuna. En un estudio que nunca he olvidado, comparó los hechos que vemos en la tierra con los frutos de un árbol cuya raíz está en los cielos. No hacemos nada - enseñaba el pastor - con arrancar los frutos solamente, porque el árbol los producirá de nuevo. Esta ilustración nos lleva de vuelta a la definición del apóstol Pablo en Efesios, los "hijos de ira" e "hijos de desobediencia". Mientras no se arranque la "raíz", los frutos pecaminosos seguirán apareciendo. ¿Es posible arrancar la raíz?

Lo primero es que identifiquemos cuál es nuestra "raíz". La mía era el desconocimiento de Dios y sus caminos (ateísmo) El vivir ajenos a Dios y al mundo espiritual en general nos hace poner los ojos en los hechos que vemos, sin considerar las causas que los produjeron (las "raíces") Una vez que sabemos cuál es la raíz y entendemos cómo Satanás la usa, podemos pedir al Espíritu Santo la guianza para ser libres de la misma. Para mí, la oración ha sido la herramienta más eficaz contra la ira. La Palabra de Dios nos anima a "orar sin cesar", lo cual no es por gusto. Cuando se ora por los pecadores en lugar de condenarlos, Dios está destruyendo las barreras de odio que Satanás levantaba entre nosotros y ellos. Y cuando se reprende a los espíritus que obran en los "hijos de..." (toda forma de pecado) se está librando a las almas de la opresión de Satanás. Dios aborrece el pecado, pero ama a los pecadores y los quiere salvar.

Si aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, no espere más. Él le ama y le quiere librar de la ira o de cualquier otra emoción o sentimiento que le tenga atado al pecado, porque "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). Si lo ha hecho, pero aún sigue atado a estas cosas, ORE. El Espíritu Santo usa la oración de forma sobrenatural para transformar su vida ("la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor Nuestro", Romanos 6:23) Pídale al Señor la revelación de las "raíces" que alimentan el pecado en usted, y la forma de ser libre de esta atadura.

Que el Señor le bendiga. En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS Cristo viene pronto!

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