Daniel 2:17-18

¿Es Dios quien guía su vida? ¿Es algún otro ser espiritual? ¿O es usted ateo?

Daniel 2:17-18

"Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia”









RV es una traducción literal y perfecta del original. "Pedir misericordias del Dios del cielo" es la vía que ellos escogieron para salvar sus vidas, orando al Dios de Israel para recibir revelación del sueño del rey y su interpretación.

Alrededor de 2168 AC nació el patriarca Abraham, quien vivió en "Ur de los Caldeos" hasta que fue llamado por Dios. Ur de los Caldeos es una ciudad en Mesopotamia de la cual la historia secular tiene mucha información arqueológica y por tanto conocimiento de su ubicación y de que fue la capital de Babilonia tres veces. Es este Abraham a quien Dios escogió para formar de él al pueblo de Israel. Los descendientes de Abraham habitaron en Egipto y fueron esclavizados allí (como Dios le había dado al patriarca en palabra profética) siendo librados después de 430 años por Moisés, hacia 1448 AC y conducidos en un "éxodo" hacia la tierra prometida, Israel.

Tanto Abraham en Mesopotamia como su descendencia en Egipto vivieron en sociedades idólatras y paganas, que adoraban multitud de "dioses" falsos. El objetivo de Dios al llamar a Abraham era precisamente formar un pueblo "para Él", el "pueblo de Dios". Para que este pueblo conociera y siguiera a Dios como debe ser, a la salida de Egipto el Señor separó a Moisés en el monte Sinaí y le entregó los conocidos "diez mandamientos", junto a otras muchas leyes. En el primer mandamiento se presentaba a Sí mismo como el "Dios que los sacó de Egipto" y prohibía expresamente adorar a otros dioses. El segundo mandamiento dice, "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos" (Éxodo 20:4-6). Parecería un mandamiento algo raro para muchas personas en el presente, pero los "dioses" falsos tenían "imágenes" ya sea de animales, personas, o de mezclas de cuerpo de animal con cabeza de persona, o viceversa. A estos "dioses" se les adoraba y se les presentaban sacrificios - incluso humanos. Estas imágenes se llaman "ídolos", y su adoración, "idolatría".

¿Qué relación tiene esta "lección de historia" con Daniel en Babilonia, mil años después?

Observe que Daniel fue a sus compañeros, "para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio". Como todos los judíos, él conocía al Dios que "hace misericordia a millares, a los que le aman y guardan sus mandamientos", y sabía del "padre Abraham" y de Moisés, el libertador de su pueblo. Fue por este conocimiento que buscó la respuesta en Dios y la encontró.

Hay un gran poder en la oración. El Señor Jesucristo dijo, "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá". En estas benditas palabras la oración es comparada con una petición a Dios, como una búsqueda de algo o como llamar a la puerta de alguien. Y se nos promete respuesta en cada caso: recibir, hallar o ser recibido. También el apóstol Pablo escribe en Filipenses 4:6-7, "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". Se nos promete que si en lugar de estar inquietos y ansiosos por cosas de las cuales no tenemos respuesta, oramos a Dios y le damos gracias por Su cuidado, tendremos paz (la paz que proviene de la seguridad de que lo que hemos llevado a Dios tendrá una respuesta).

Hay aún más. Dios tiene una atención especial para los creyentes que oran juntos. Nuestro Señor también dijo, "Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Pero... (podríamos pensar) Daniel y sus amigos no pudieron leer nunca los evangelios ni las epístolas de Pablo. ¿Cómo iban a actuar de acuerdo con estos mandamientos?

No olvidemos que el Dios del Nuevo Testamento es el mismo del Antiguo. El Señor y sus apóstoles eran judíos, así como los profetas que escribieron la Palabra de Dios, desde Génesis hasta Malaquías. Dos de estos profetas fueron reyes en Israel, en la época de mayor poder, prosperidad y magnificencia que el pueblo de Dios vio en la antigüedad: el rey David y su hijo Salomón. El primero escribió la mayoría de los Salmos; el segundo, otros libros poéticos y de sabiduría como Eclesiastés, Cantares y la mayor parte de Proverbios. El rey David escribe en el Salmo 69:32-33, "Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón. Porque Jehová oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros". Y el rey Salomón escribe en Eclesiastés 4:9, "Mejores son dos que uno". Daniel y sus amigos tenían, con otras palabras, los mismos mandamientos y promesas que tenemos los que conocemos el Nuevo Testamento. No se pusieron "afanosos", sino llevaron ante Dios su petición.

Dos cualidades son de notar en su oración: su base no es - como hubiera sido la mía, por ejemplo - que están siendo tratados injustamente, sino "recibir misericordia" (amor inmerecido; compasión inmerecida). Aún en vida de Daniel, los babilonios conquistaron Judá y Jerusalén, incendiaron el templo y llevaron cautivos a todos los judíos nobles o de cierta posición (2 Reyes 25:12 relata que dejaron sólo a los "pobres de la tierra" para que ejecutaran las necesarias labores agrícolas) Esta catástrofe es el motivo del libro de "Lamentaciones", escrito por el profeta Jeremías. Allí podemos leer (Lm 3:22-23) "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad". Si alguien podía saber que el castigo que vino sobre la nación era justa retribución por sus pecados, era Jeremías, quien profetizó para que se arrepintieran. Por eso en medio de su lamento, hay este canto de esperanza y confianza en la misericordia y bondad de Dios. Dios no nos "hará justicia" porque la merecemos, sino porque Él es bueno. Esta confianza es la fe en Dios como "fruto" del Espíritu Santo en las personas.

Otra cualidad notable en la oración de Daniel y sus amigos fue la fe que mostraron. En el mensaje anterior hablábamos de cuán grande fe tuvieron que tener para creer que Dios iba a salvarlos revelándoles el sueño del rey (algo milagroso y humanamente imposible). El uso que hicieron de su fe en esta oración nos muestra un "don" de Dios (su fe era activa, no sólo una confianza pasiva) Ellos pusieron un propósito suyo (no ser ejecutados) ante Dios.

En testimonios anteriores hemos narrado cómo Dios nos trajo a Suecia de manera milagrosa (tener un pasaporte y viajar al extranjero no es ningún "derecho humano" de los que se le concedían a las personas en el comunismo, y menos aún a los que han sido clasificados como disidentes del régimen) Este viaje fue la respuesta a muchas oraciones que llevamos delante del Señor. Pero no fue una respuesta instantánea; pasaron años antes de poder ver su consumación. En una ocasión en que oraba por esto llegó a mí la respuesta de que esto se haría en el tiempo del Señor, no en el que yo quisiera. Entonces oré al Señor de otro modo, "ya que esto no es inmediato, sácame al menos del trabajo en que estoy, y dame otro".

Anteriormente me he referido a varias profesiones que ejercí antes de venir a Suecia. Tres de ellas - dibujante técnico, proyectista y programador de PC - fueron en una empresa de proyectos a nivel nacional, con más de 500 empleados (entre ingenieros, arquitectos, proyectistas, dibujantes, presupuestistas, programadores y otros) Comprenderá que la presión política en ese medio es grande, y que para mí como disidente era cada vez más agobiante trabajar allí (sume a este sentimiento el hecho de haberme enfrentado a la directiva de la Empresa, haber renunciado al Sindicato y haber pedido ser exonerado de toda relación o actividad política) Para el que no está al corriente del funcionamiento de los regímenes comunistas, estas acciones - que son el ejercicio de derechos en las democracias - allí son algo que le marca a uno como disidente y enemigo del Estado. Es en estas condiciones que yo pedía al Señor un cambio de trabajo (imagine ahora con qué "referencias" llegaría al nuevo trabajo, y que tipo de trabajo podía esperar "con mi conducta")

Pero para el Señor todo es posible. Unos pocos días después de mi oración me llamaron de una Empresa musical de las que vende música de entretenimiento para hoteles, restaurantes, etc. y me propusieron un puesto en una agrupación para ir a trabajar en Varadero (una de las más hermosas playas de Cuba y con mayor desarrollo de la industria turística) Observe la ironía del cambio y cuán grande es el poder de Dios. Mi disidencia, que ya era motivo de rechazo en un medio nacional, no me cerró las puertas para trabajar en otro sector donde las personas son aún más controladas, ya que constantemente están en contacto con turistas extranjeros provenientes de países democráticos. Por causa de mi oración, el Señor me sacó de un lugar que me angustiaba para llevarme a otro donde la presión política era invisible (hay que dar una impresión de que todos somos "ciudadanos felices" delante los turistas) Un "efecto secundario" de este cambio fue que el nuevo trabajo era mucho mejor remunerado y me permitió ahorros que en parte costearon mi viaje a Suecia. Esto yo no lo hubiera ni soñado, pero mi Padre lo sabía y lo tenía entre Sus planes.

El Dios que me libró y que libró a Daniel y sus amigos es eterno. Si usted no lo ha conocido, permítame decirle que no es tarde para recibir a Su Hijo Jesucristo como Señor y Salvador, y ser rescatado de la condenación y llevado a la vida eterna. ¡Acepte a Cristo, reciba el perdón de sus pecados y reciba vida nueva en Él!

Que el Señor le bendiga. En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS Cristo viene pronto!

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