Daniel 2:27-30

¿Qué sabe usted acerca del "fin del mundo"? Observe lo que Dios mostró a Daniel:

Daniel 2:27-30

"Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:"

"Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón"


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Si usted comparó la traducción de RV con el arameo original en la versión interlineal habrá notado que es una traducción muy correcta y literal.

El sueño de Nabucodonosor, con la interpretación que Dios le dio al profeta Daniel, tiene su paralelo en la visión que Dios dio al profeta en Daniel capítulo siete, y los capítulos ocho al doce amplían ciertas partes de esta visión general. Con la interpretación de este sueño comienza la gran profecía de Daniel, que abarca:

1) El significado de Babilonia como imperio mundial y la profecía de que otro lo sustituiría
2) La sucesión de imperios que vendría después de Babilonia hasta el reino de Dios  (con detalles en algunos casos)
3) La llegada del Reino de Dios y la eternidad  (con detalles de temas centrales como la restauración de Israel, la resurrección de los muertos, la Venida del Señor Jesucristo, el Mesías de Israel - Daniel profetizó su  primera y su segunda venidas - y el reinado eterno de este Mesías, que será el rey de los "resucitados para vida eterna")

Esta profecía es una de las más impresionantes de la Biblia. Durante siglos ha sido interpretada por rabinos judíos, exégetas cristianos y muftíes musulmanes, entre otros, que han identificado los imperios profetizados con los que conocemos por la historia secular (observe que para el tiempo de Daniel, el único imperio conocido era Babilonia y el resto es profecía predictiva, pero en la actualidad y aún desde siglos atrás, conocemos mucho de lo que fue profetizado allí y se ha cumplido de modo espectacularmente exacto) Gran parte del conocimiento de "los últimos tiempos" y "el fin del mundo" está contenida en esta profecía, que fue retomada por Nuestro Señor Jesucristo y los apóstoles que escribieron el Nuevo Testamento, muy especialmente por el apóstol Juan en el Apocalipsis, libro que trata el mismo tema.

Si usted quiere tener la revelación que Dios nos dejó acerca de todas estas cosas, es imprescindible recibir y comprender lo que ellos dijeron o escribieron. En principio, porque Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, trató el libro de Daniel como inspirado por el Espíritu Santo, y trató con bastante amplitud los mismos temas del "fin del mundo", y sus apóstoles fueron llenos del Espíritu de Dios y recibieron de Él las revelaciones que escribieron, que confirman las grandes profecías del profeta Daniel y de Nuestro Señor.

¿Qué importancia tiene esta revelación?, podría usted preguntarse. La mayor de todas, es la respuesta; por eso el Dios del cielo le da un lugar tan amplio y prominente en las Escrituras. El libro de Daniel es la culminación de los llamados "grandes profetas" y trata este tema con gran detalle; Zacarías y Malaquías, los dos últimos profetas del AT, tratan también este tema con amplitud, y Apocalipsis, el último libro de la Biblia, tiene como tema central la revelación de los tiempos finales y el paso a la eternidad. Tanto el AT como el NT cierran con palabras acerca de los últimos tiempos.

Anteriormente hemos hablado de la importancia del conocimiento de las metas hacia las cuales nos dirigimos en nuestras vidas. Déjeme decirle que Dios tiene también "metas" hacia las cuales dirige el mundo que creó, y estas "metas" están detalladas en las profecías predictivas acerca del fin de los tiempos. Ignorar esto nos llevaría a escoger para nuestras vidas metas y caminos que están fuera de la voluntad de Dios - como desgraciadamente muchas personas hacen. Y el fin de lo que va a ocurrir en esta tierra está predeterminado por Dios, como el de otras muchas cosas que han sucedido. Ponerse "fuera de Su voluntad" equivale a escoger la muerte eterna. En su grande amor para con nosotros, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo nos da el conocimiento de estas profecías para que estemos advertidos de lo que va a suceder, y enderecemos nuestros caminos, conformándolos al camino de Él.

Uno de los profetas que mayores angustias sufrió fue Jeremías. El mensaje que Dios le dio era el más impopular, repulsivo para los judíos de su tiempo y aún anti-patriótico y aparentemente "carente de fe": ¡rendirse a la conquista de Babilonia y someterse a Nabucodonosor! ¿Puede usted imaginar el efecto de este mensaje "traicionero" para los judíos, que creían a Jerusalén intocable y sabían que eran el pueblo de Dios, quien los protegería de la invasión? Los oyentes del mensaje del profeta no pensaron en que el castigo que venía sobre la nación era también una parte de la profecía dada desde Moisés, y del pacto de Dios para la nación judía: "si me obedecen y me siguen, serán siempre victoriosos; si me niegan y siguen a otros dioses, serán conquistados por otras naciones, dispersados y destruidos". Sin embargo, la palabra que Jeremías recibió se cumplió con exactitud. ¿Sabe por qué? Porque estaba en el propósito de Dios. Los que tanto hicieron sufrir a Jeremías tuvieron que rendirse a Babilonia, mientras que el profeta "traidor" fue salvado por Dios.

Sobre esta tierra viene un juicio semejante, con un conquistador mucho más cruel que Nabucodonosor, un alcance mucho mayor que el que tuvo Babilonia en sus tiempos, e incluyendo cataclismos geológicos y climáticos junto a los desastres de origen humano. Si usted está confiado en la "gran capacidad humana" para hacer frente a las calamidades que aún azotan esta tierra, o en alguna "teología" que ignora los juicios que van a sacudir el planeta entero, déjeme decirle que vive en un deplorable engaño y mañana puede ser muy tarde para percatarse. Lo que Nuestro Señor Jesucristo, los profetas del AT y los apóstoles del NT revelaron bajo la unción del Espíritu Santo, está predeterminado por Dios y vendrá sobre este tierra, tanto si queremos como si no. Como los judíos del tiempo de Jeremías, estamos avisados. Pero nuestra opción es mucho mejor que la que el profeta les dio a ellos; si aceptamos a Cristo, seremos libres de todo esto. Más adelante retomaremos este tema.

Quizá usted se pregunta, ¿por qué Daniel? ¿Qué le hace diferente a los demás profetas del Antiguo Testamento? ¿Qué significa para mí una profecía que fue dada hace miles de años y aún no se ha cumplido?

La mayoría de los profetas predicaron antes de la cautividad babilónica; sólo tres de ellos (Hageo, Zacarías y Malaquías) después, y dos de ellos (Daniel y Ezequiel) profetizaron durante la cautividad. Excepto unos pocos ejemplos (Nahum, Jonás) que profetizaron para otras naciones, la mayoría profetizaba para Israel, llamando al arrepentimiento y a volver a la ley de Moisés. Incluso Ezequiel, en Babilonia, predicó y profetizó para los cautivos judíos.

La profecía de Daniel es muy diferente. Él fue un funcionario babilónico, llegó a ser el jefe de todos los sabios en el imperio, y sus contactos con judíos (sus amigos del capítulo uno) era con creyentes tan fieles como él. Esto implica que su profecía vaya más allá del marco de Israel (aunque los imperios que trata y la historia que trata es la de Israel, porque él oraba por su nación y recibió profecías para ella) La profecía de Daniel, más que a su nación, abarca a todo el mundo. Su base no es una "vuelta a la ley de Moisés", porque no habla a los judíos en especial, sino a gentiles que posiblemente no sabrían ni quién es Moisés. Su base es que el Dios de Israel es Dios de todo el universo, y el que cambia el curso de la historia, no sólo de Israel, sino del mundo entero. Él es el Dios que levantó a los faraones egipcios y luego les hizo caer ante otros imperios; el que llevó a los griegos a conquistar todo un inmenso territorio hasta la India y luego los hizo caer ante Roma; y el que dio a Roma su poderío y esplendor para hacerla luego caer ante los "bárbaros". Y la profecía de Daniel tuvo gran resonancia en Babilonia. A través de todo el libro vemos testimonios de los reyes de Babilonia y de Persia acerca del Dios de Israel, que incluso dictaron leyes para que fuera respetado y honrado por todos (Daniel 2:48-49; 3:28-30; 4:1-3; 5:11-12; 5:29; 6:26-27)

Observe los dones espirituales que se muestran en Daniel en estos versos. Por el don de profecía (gr. profetía) declara poder revelar el contenido del sueño; por la palabra de conocimiento (gr. lógos gnóseos) declara que los sabios no pueden revelar lo que el rey pide, y que Dios lo ha mostrado al rey; y por la palabra de sabiduría (gr. lógos sofías) declara que a él le ha sido dada esta sabiduría para interpretar al rey su sueño. Note también el fruto del Espíritu en su declaración, la fe (gr. pístis; "daré a conocer al rey la interpretación") y la mansedumbre (gr. praótes; "no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes") con que se dirige al rey. Su introducción a la interpretación del sueño comienza con la misma declaración que hicieron los sabios, y por la cual los condenaron a muerte; sin embargo, Dios le dio la gracia para ser escuchado hasta el fin.

¿"Escuchará" usted a Daniel hasta el fin, como lo hizo el rey Nabucodonosor? Esta es nuestra oración y nuestro objetivo al escribir estas líneas, porque la revelación que Dios nos ha dado a través de este libro es para usted también. Tiempos vendrán en que será tarde para evitar el azote que viene sobre esta tierra, la mayor tribulación que halla jamás existido. Pero ahora es el tiempo de aceptar a Cristo y escapar de las guerras, crisis, epidemias, cataclismos, y todo el mal que azotará a los que aún estén aquí en aquel día. Para usted que aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, aún hay tiempo de hacerlo. Confiésele a Él sus pecados, acepte su perdón y recíbale como su Señor y Salvador. Él le guardará de la hora de prueba que ha de venir sobre toda la tierra.

Que el Señor le bendiga. En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!

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